Thursday, January 10, 2008

ANABCCBANA

Sí señor. Hay que hacer algo en contra de esos sinvergüenzas que por querer ahorrarse medio minuto nos privan a nosotros, los usuarios del servicio, de lo que nos pertenece.

¿Qué le cuesta, digamé, señor colectivero, esperar unos segundos para ver con cuál de los numerosos y diversos medios de pago que este sistema de mierda permite voy a pagar mi boleto?

¿Qué ganamos todos con su frenética apretada del botón amarrillo de la esquina inferior derecha de su panel de control?

Estoy *harta* de que no me den el boleto capicúa que me corresponde tanto por mi orden de llegada a la parada como por mi orden de subida a la unidad del transporte público de pasajeros. Me lo tengo ganado en buena ley, che. No puede ser que me lo pierda porque el de adelante decidió usar su inútil contactless card, ni porque yo haya elegido usar mi vieja pero fiel tarjeta.

Ya sé que hay en realidad muchos conspiradores: desde las viejas que se meten antes en el colectivo, tratando de ligarlo ellas; o los apuestos jóvenes que nos quieren engañar haciéndonos creer que son re caballeros dejándonos pasar antes que ellos (y que en realidad sólo quieren hacerse con nuestro boleto capicúa y/o mirarnos el culo al subir). Las dificultades son muchas, pero no nos desanimamos. Peleemos por lo que es nuestro. Al César lo que es del César y a mí mi boleto capicúa carajo.

Se viene la Asociación Nacional de Adeptos al Boleto Capicúa, Chocolate, Bananas Apelmazadas y Nueces Agremiados. Watch Out.

Update: sí, le cambié el título.

2 comments:

Bob said...

¡Palindromófila! Yo los boletos los hago un bollito y se los meto en la oreja al que duerme adelante mío. Para vos debe ser un sacrilegio eso.

El "Bob" de la gente

ra said...

Nah, no importa lo que hagas después, pero si te tocó la bendición científicamente probable del boleto capicúa ya está. El señor está contigo, y con tu espíritu.