El viernes pasado invité a Dioni a tomar mates y comer bizcochitos Granix con semillas de lino (try it out, guys, están buenísimos).
A las 5 y algo me tenía que ir para ir a mi acostumbrada cita psicológica. Comenté en casa la paja que tenía de ir, pero bueh. Iba a ir igual. Comenté también que tenía ganas de tomarme vacaciones la semana que viene.
Agarré la cartera y paraguas y abrigo y todo eso como para salir y medio minuto antes de que abriera la puerta para efectivamente irme, me llama el señor psicólogo diciendo que no vaya ese día, que se le complicó no se qué y que la semana que viene tampoco, que se la iba a tomar. Cuac.
Lo más extraño fue cómo lo dijo. No sonó bien. Ya veremos que pasa. Btw, no era justo buen momento para dejar de ir. ¿Es una señal? Who knows
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