Anoche, con el Polchis y el Dani, después de comer unos riquísimos fideos alla chinese (cuya receta puedo postear un día de estos), nos dedicamos a ver el 3er capítulo de la serie de Sagan. Alta indignación.
Primero, por la defenestración de la "pseudociencia" astrológica. Carl Sagan, no entendés nada de la vida, baby. Nah, fuera de joda, se la toma muy en serio como para pegarle con cosas "serias". No da.
Después, sufrí todo el drama del nabo de Kepler, tan sufrido y pobrecito él, y el capítulo termina cerrando destacando la increible capacidad (?) de Kepler para aceptar que la cruda realidad no era como a él más le gustaba y que tuvo la valentía de aceptarlo y cambiar él sus teorías... ajá... ¿Bravo, bravo? C'mon.
Después vimos el episodio 4 pero me lo dormí a intervalos regulares casi todo. Ya lo veré de vuelta y me pondré al día para seguir la serie.
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